María del Pilar, Misionera Comboniana

“Como me envió mi Padre, así os envío yo” (Mt. 28,19)
   
Hace ya algunos años esta fue la frase del Evangelio que me zumbaba en la cabeza cuando formaba parte del grupo juvenil de mi parroquia y quien “me dio el empujón” fue Dios a través de un grupo de misioneros y misioneras que fueron expulsados por el gobierno de Sudán del Sur (África). Un grupo de personas que habían entregado su vida a este pueblo africano y que como recompensa recibieron la orden de dejar el país en pocas horas, hizo que me hiciese  un sinfín de preguntas como: ¿Qué será de esa gente sudanesa?, ¿quién les ayudará?, ¿quién les hablará de Jesús y de Su Palabra?, etc... Fueron años y meses en los que se originó una incertidumbre dentro de mí muy fuerte ya que me costaba muchísimo dejar todo lo que había construido con gran esfuerzo: una profesión que me gustaba y me satisfacía, la familia que amaba con fuerza, el grupo juvenil, el chico con el que pensaba formar una familia, etc…
   Pero Dios que nunca se deja ganar en generosidad tuvo la gran idea de ponerme a mi lado una persona que me guió y me ayudo a ver con claridad lo que Él quería de mí y así, a través de la Revista Misionera “MUNDO NEGRO”, conocí a las Religiosas Misioneras Combonianas, una Congregación italiana y estrictamente misionera fundadas para África por San Daniel Comboni y que hoy día estamos presentes en cuatro Continentes.
   Por lo tanto, mi anhelo de ir a dar mi colaboración en África seguía fuertemente vivo y fue una gran alegría cuando, después de mi formación en Italia, me destinaron a Etiopía, donde estuve cinco años y medio. Luego me pidieron cambiar de continente y viajé a Ecuador donde trabajé 33 años. Ahora desde hace tres años colaboro en la Delegación de Misiones de Almería.
   A pesar de los años, que no son muchos pero “que pasan demasiado deprisa”, no pierdo la esperanza de volver a Etiopía o a Ecuador donde dejé parte de mi vida. Será lo que Dios quiera, pero soy del parecer de que no cambio mi vida por todo el oro del mundo y si volviese a nacer sería Misionera Comboniana pues cada día doy gracias a Dios por el don de la vocación misionera.
   Tanto en Etiopía como en Ecuador he trabajado con los niños, adolescentes y jóvenes. Al dejar la misión, el lema de San Daniel Comboni “Salvar  África con África”:  formar a los africanos para que ellos sean los protagonistas lo he tenido siempre presente y he dado todo de mí para que no se haga  realidad solamente en Etiopía sino también en Ecuador y cuando he dejado la misión siempre los jóvenes estaban preparados para formar a los adolescentes y estos a los niños pues hoy en día muchos de ellos están estudiando en la Universidad, han formado una familia y tienen un trabajo seguro.
    Por lo tanto, ¿no vale la pena arriesgar la vida para que otros la tengan y en abundancia, como dijo Jesús?¡¡¡CLARO QUE SÍ!!!
Mª del Pilar Sáinz Gómara
Misionera Comboniana