"Para que las familias, de
modo particular las que sufren, encuentren en el nacimiento de Jesús un signo
de segura esperanza".
El Papa Francisco nos invita a
orar en este mes de diciembre por esta intención misionera: las familias
especialmente las que sufren.
El
Papa Francisco, durante su reciente viaje a África, recordaba la importancia de la familia, en la misa
en el Campus de la Universidad de Nairobi: “«Yo los he elegido y les prometo
darles mi bendición»… La profecía de Isaías nos invita a mirar a nuestras
propias familias, y a darnos cuenta de su importancia en el plan de Dios. La
sociedad keniata ha sido abundantemente bendecida con una sólida vida familiar,
con un profundo respeto por la sabiduría de los ancianos y con un gran amor por
los niños. La salud de cualquier
sociedad depende de la salud de sus familias. Por su bien, y por el bien de
la sociedad, nuestra fe en la Palabra de
Dios nos llama a sostener a las familias en su misión en la sociedad, a
recibir a los niños como una bendición para nuestro mundo, y a defender la
dignidad de cada hombre y mujer, porque todos somos hermanos y hermanas en la
única familia humana”.
Y
en el barrio pobre de Kangemi, en la República Centroafricana invitaba a todos los fieles a orar por las
familias y a comprometerse: “Recemos, trabajemos y comprometámonos juntos
para que toda familia tenga un techo digno, tenga acceso al agua potable, tenga
un baño, tenga energía segura para iluminarse, cocinar, para que puedan mejorar
sus viviendas... para que todo barrio tenga caminos, plazas, escuelas,
hospitales, espacios deportivos, recreativos y artísticos; para que los
servicios básicos lleguen a cada uno de ustedes; para que se escuchen sus
reclamos y su clamor de oportunidades; para que todos puedan gozar de la paz y
la seguridad que se merecen conforme a su infinita dignidad humana”.